jueves, 19 de diciembre de 2013

Pensamientos mecánicos de Sofia Quagliano.


Estoy bajando en una escalera mecánica, ubicada en el medio de otras dos. El lugar es amplio; no sabría decir dónde está, pero tiene altos techos de vidrio, curvados cuando terminan. Por ellos entra una luz clara, medio azul.
 A medida que bajo, noto que la velocidad aumenta. Sin embargo, siento como si nunca llegara al final; aunque puedo verlo: hay una gran pared ahí. Miro a la gente en las escaleras de al lado, que van a la misma velocidad. Mi cara está llena de terror, mientras ellos sonríen como si nada pasara.
Veo el final acercarse, entonces me despierto. Estoy transpirada y agitada, la velocidad se sintió tan real. Me recupero, cambiándome para empezar el día. Suelo pensar más de lo normal cada vez que sueño con esto.
Ya es de tarde, y estoy en la escalera mecánica de una galería a la que fui a comer. Tengo miedo, no puedo esperar a que termine. ¿Por qué no elegí la escalera tradicional? De repente, veo cómo la pared de enfrente se hace más grande, esperándome. No sueño, lo sé. Por favor, que sea una ilusión. Cierro los ojos y, cuando los abro, ya estoy abajo. La pared está más lejos de lo que parecía. Largo el aire que estaba conteniendo. ¿Qué me pasa? Nunca me afectó tanto.
Esa noche, al igual que otras tres, sueño lo mismo. No es la primera vez que me pasa, pero el tiempo que dura el sueño suele variar entre uno y otro.
Estoy bajando sobre una escalera mecánica, ubicada en el medio de otras dos. Llegando al final, me doy cuenta de que el sueño se vuelve a repetir. La velocidad aumenta, la pared se hace más grande; me estoy despertando… No. ¡No lo hago! Miro a los costados y noto lo que nunca antes: la gente desaparece cuando llega, como traspasando el cemento. ¿Puedo hacer eso? No me voy a arriesgar. Desesperada, trepo la escalera, pasándome a la de la izquierda. ¡No llego! Salto, me caigo. Ya no estoy bajando; llegué.
 ¿Por qué se extendió el sueño? ¿Por qué sonríen tanto?  
-Por favor, señor, necesito ayuda. -digo, parando a un hombre; pero éste sonríe, sin decir nada. Y así con cada uno. ¿Qué les pasa? Siento que pasan días enteros mientras camino, sin llegar a ningún lugar. Comienzo a correr y me choco con alguien.
-Ey, más cuidado.- La mujer me habló. ¡Y no sonríe!
-Necesito despertarme, por favor. ¿Dónde estoy? ¿Qué le pasa a esta gente?- digo.
-Necesitás despertarte… ¿De qué se trata eso? No te dejés engañar por sus sonrisas.
-¿Por qué me hablás y no sonreís, a diferencia de los demás?  
-Porque prefiero dejar ser a mis ojos.
Los miro y noto que están caídos, cansados. Con círculos negros debajo; los de las otras personas son iguales.
-¿Qué, con las escaleras?
-Las escaleras en bajada significan tiempos malos para tu subconsciente. Esa gente está tan resignada, que prefiere aceptar chocarse contra la pared y sonreír por ello en vez de hacer algo al respecto. Bienvenida.
-Pero yo actué. ¿Me gano quedarme acá atrapada?-Evidentemente, no sos de este mundo. Pero debés ser igual en el tuyo, sólo que sin escaleras.
Decido seguir caminando y es cuando encuentro una escalera en subida. Intento entrar en ella, pero algo no me deja. En serio lo intento. Si la escalera en bajada es el subconsciente alterado, ésta debe ser para cuando se calma al fin.
Cierro mis ojos y respiro hondo, recordando todo lo que me impide estar tranquila hasta hoy. Los pensamientos son cada vez más fuertes, tanto que comienzo a llorar. El dolor deja de ser sólo emocional y se apodera de mi cuerpo. Es tal, que me hace gritar. Abro los ojos, que de repente están secos. El grito hizo que el viento sople. Escucho ecos de mis pensamientos, pero no en mi cabeza.
Lo intento una vez más; estoy subiendo por la escalera y se siente tan bien. Sólo es una, y no hay nadie más. La velocidad no aumenta, pero el viaje tampoco se siente interminable. Antes de poder ver qué hay al final, me despierto.
Estoy en un hospital; veo a mi mamá durmiendo al lado, en una silla. ¿Cuánto tiempo pasó?
Me cuesta saber qué es real y qué no; pero de algo estoy segura: no volveré a bajar.

Cuentos de Sofia Quagliano.
Pensamientos Mecanicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario